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Derecho a la felicidad

En junio de 2012, la Asamblea General de Naciones Unidas aprueba la resolución 66/281 proclamando el día 20 de marzo como “Día Internacional de la Felicidad”.

Hay una receta para ser feliz?

El estudio de la Escuela de Desarrollo de Adultos de la Universidad de Harvard arrojaba un resultado claro y contundente: no importa tu edad, ni la clase social a la que pertenezcas, la época en la que vivas, los conocimientos adquiridos, no importa lo que tengas, tus posesiones, tu dinero ni tampoco importa que careces o desas. Importa sí – y mucho – gozar de relaciones humanas saludables y constructivas. Esa es la clave de la felicidad.

El Dr. Facundo Manes habla de la importancia de los lazos sociales para alcanzar la felicidad y de la evidencia científica sobre el impacto que la misma tiene sobre la salud de las personas.

En Japón hablan de Ikigai, palabra que no tendría una traducción exacta al español, pero significa algo así como “la razón de vivir” o “la razón de ser”, como secreto para una vida larga y feliz.

En Oriente el concepto tiene desde ya un valor superlativo. Ha sostenido el Dalai Lama, líder del Budismo Tibetano que «…básicamente, todos los seres humanos somos iguales, buscamos la felicidad y tratamos de evitar el sufrimiento» y que «…todos los seres sensibles – tanto humanos como animales – tienen el derecho de buscar la felicidad y de vivir en paz»

Bután, país budista situado en la cordillera de los Himalayas, apostó por utilizar otra forma de medir la riqueza: el FIB (Felicidad Interna Bruta), indicador que define la calidad de vida en términos más holísticos y sicológicos que el Producto Interno Bruto (PIB) basado en términos económicos.

Para los budistas la felicidad es un estado mental que va más allá de conseguir un nivel óptimo de consumo material, de riqueza o estabilidad económica. Según sus creencias todos los seres humanos tienen un mismo deseo: encontrar la felicidad y evitar el sufrimiento, pero muy pocos conocen sus verdaderas causas. Señalan que si las personas desean disfrutar de la felicidad duradera, deben adquirir y mantener una experiencia especial de paz interior. La única manera de conseguirlo es adiestrar la mente con la práctica espiritual para reducir de manera gradual los estados mentales negativos y sustituirlos por mentes apacibles.

El World Happiness Report de 2017 – informe sobre la felicidad de Naciones Unidas – coloca a los países nórdicos en la cima del ranking y a los africanos en lo más bajo del mismo. Parecería entonces que el mejor status económico de una nación influiría sobre su felicidad. El informe meritua entre otras cosas las relaciones sociales, la expectativa de vida, el PBI per cápita, la libertad para realizar opciones de vida, la generosidad y la ausencia de corrupción o deslealtades en el gobierno y empresas.

Existe entonces un derecho natural a la felicidad? Claro que sí. Cada individuo tiene derecho a ser feliz, o al menos a buscar la felicidad. Es un derecho humano fundamental.

La Declaración de Derechos de Virginia, adoptada el 12 de junio de 1776, está considerada la primera declaración de derechos humanos moderna de la historia, aunque tiene un importante antecedente en la Carta Magna de Derechos Inglesa (Bill of Rights) de 1689, siendo el antecedente de la Constitución Americana. En su artículo primero, dispuso: “Que todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos innatos, de los que, cuando entran en estado de sociedad, no pueden privar o desposeer a su posteridad por ningún pacto, a saber: el goce de la vida y de la libertad, con los medios de adquirir y poseer la propiedad y de buscar y obtener la felicidad y la seguridad.”

Días después – un 4 de julio de 1776 – El derecho a la búsqueda de la felicidad, es proclamado en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.-

El producto jurídico más importante de la Revolución Francesa de 1789 fue la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (se aprobó el 26 de agosto de 1789), la cual en su preámbulo alude también a la felicidad como objeto del Gobierno de la Nación.-

En algunos países se encuentra reconocido expresamente y resulta ser un derecho constitucional. En Brasil, el Senado aprobó en 2011, una enmienda para incluir en la Constitución dicho derecho, la “Emenda Constitucional da Felicidade” refiriéndose a los derechos sociales resaltando su índole, importancia y gravitación para lograr la felicidad. El mismo reza: “Son derechos sociales esenciales la búsqueda de la felicidad…” Pero la alegría no es solo brasilera… El preámbulo de la Constitución Nacional Argentina llama a promover el “bienestar general” como objeto del estado nacional, poniendo a la felicidad colectiva como norte de nuestra entonces muy joven nación.

Ahora bien, pensar que es posible obtener la felicidad por imperio de la ley es francamente ingenuo, propio de un idealista como yo, un mero anhelo, un deseo. Nuestro ordenamiento jurídico contiene innumerables normas programáticas que importan lineamientos a seguir o expresiones de deseos que resulta a veces muy difíciles de concretar.

Lo que resulta claro es que las políticas públicas de los gobiernos de turno deben tener un enfoque claro en tal sentido: la búsqueda del bienestar general como reza nuestro preámbulo y de la felicidad particular de cada habitante.

Este derecho a nivel individual puede cruzar horizontalmente todos los aspectos de la vida y teñir de color a los demás derechos individuales…(decisiones personales y familiares, laborales y recreativas, etc) en fin, son innumerables la cantidad de situaciones que pueden ser resueltas desde su óptica.-

Hoy en los ambientes de trabajo se habla de una tendencia impulsada por los Departamentos de Felicidad, Gerentes o Directores de Felicidad Laboral, que miden el bienestar de las personas en las empresas y procuran mejorar dichos índices.

Por todo ello, es necesario instalar en nuestros días el propósito general de la búsqueda de la felicidad y el derecho a la misma como fin de todos y cada uno de nosotros.

Alguien dijo una vez “You may say I´m a dreamer but I´m not the only one…”

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